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Empresa

Marcel Claramunt

Nuestros inicios

En 1922 el Abuelo Josep Claramunt Mata abrió el primer taller delante de la escuela Pía en Igualada, después de regresar de Francia donde estuvo desde 1914 al 1918 durante el período de la I Guerra Mundial, donde allí va conocer a su mujer, la Encarnación Tartera Rigou. Fue un hombre con carácter muy fuerte, valiente y terco. En 1933, construyó el taller en la Avenida Navarra, núm. 9, donde estuvo muy poco tiempo, hasta que terminaron de construir el taller en la actual Avda. Àngel Guimerà 9. Era uno de los únicos talleres en la comarca de Anoia, donde si uno quería ser mecánico, tenía que pasar por allí.

Éramos concesionario oficial Renault y cada año debía renovarse la licencia hasta el comienzo de la guerra. Éramos uno de los únicos talleres de la comarca que teníamos una grúa para remolcar cualquier vehículo autopropulsado a motor; era una grúa muy gruesa de color rojo con un cabestaño muy grueso y muy grueso, (esta grúa la he tenido hasta el año 2011, que la di en el Museo de la Moto de Bassella, porque no podía guardarla).

El taller, en su época, era uno de los pocos talleres de Igualada, donde se reparaban coches como el Hispano Suiza (del farmacéutico) y el mítico Ford T (todavía tengo un motor sin la culata y el volante que lo tengo expuesto en el taller). En el taller se engrasaban los coches, se limpiaban, se tapizaban y hacían cambios de neumáticos, los ponían a punto para funcionar. Reconstruían los coches artesanalmente, hacían todo lo que un taller mecánico podía abarcar, lo hacían todo, desde soldar, tapizar…

El taller, en su época, era uno de los pocos talleres de Igualada, donde se reparaban coches como el Hispano Suiza (del farmacéutico) y el mítico Ford T (todavía tengo un motor sin la culata y el volante que lo tengo expuesto en el taller). En el taller se engrasaban los coches, se limpiaban, se tapizaban y hacían cambios de neumáticos, los ponían a punto para funcionar. Reconstruían los coches artesanalmente, hacían todo lo que un taller mecánico podía abarcar, lo hacían todo, desde soldar, tapizar…

Con motivo de la Guerra Civil de 1936 y de la Guerra Europea, el negocio del taller peligró, en primer lugar por la Colectivización de Tarradellas y después por las reclamaciones de la casa Renault contra sus representantes en España, y sufrimos la pérdida de coches por los robos perpetrados por anarquistas españoles y extranjeros; fueron unos tiempos muy duros para muchas familias y entre ellas la nuestra.

Pese al contencioso tenido con Renault, unos años después, MARCEL, hijo de Josep tuvo la oportunidad de tener la representación de esta marca en Igualada. Consultó al abogado, quien le dijo que lo cogiera, ya que en ese momento se preveía que la venta de coches sería un buen negocio. La Renault exigía tener un mayor taller y un local para la exposición de los vehículos, lo que suponía una inversión muy fuerte.

Un tiempo después en el abogado de la empresa logró que GUITART la representación y puso el negocio en la Rambla Sant Ferran esquina calle Martí Franquesa. Y acertó de lleno. El Gobierno de la Generalitat nos encautó el negocio en 1936 para utilizarlo como taller militar en la retaguardia. Nuestro padre, Marcel tenía entonces 17 años, cuando le hicieron alistar en el ejército. Nuestro abuelo, Josep Claramunt, pudo conseguir que entrara de mecánico en los ferrocarriles, en un intento de alejarlo de la frente, donde también arreglaban vehículos en la iglesia de Santa Maria. Allí estuvo destinado hasta que, perdida la guerra, los nacionales estaban a punto de entrar en la ciudad y, conjuntamente con otros muchos soldados, arrastrados por la incertidumbre, se dirigieron al exilio francés. Pero a la altura de Manlleu, a Marcel se le encendió una lucecita verde (como decía él), y decidió volver a Igualada.

Cuando llegó a Igualada, empezaban a entrar las tropas de Franco y decidió esconderse para no acudir a un campo de concentración. De no haberlo hecho así, no habría llegado ni a los 20 años, ya que supo mucho tiempo después, que sus amigos habían muerto en un campo de concentración. Pasada la guerra, refugiado, pudieron recuperar el negocio y tuvieron que reconstruirlo con lo que tenían.

La muerte de nuestro abuelo en 1942, por un infarto, puso a la familia en un reto muy difícil, continuar en una época que faltaba de todo. Entonces el negocio lo dirigieron mi abuela, Encarnación Tartera, Ricou, nuestro padre Marcel y sus dos hermanos.

Tocaba reparar los vehículos sin repuestos, hacían inventos para reconstruir y arreglar los vehículos, a veces hacían de dos vehículos uno, aunque fueran de diferentes marcas. Hacían hasta 200 coches con trozos de bidones de aceite, que prácticamente se los tomaban de las manos. Éramos agentes oficiales de Motor Hispania, Moto Guzzi Dodge-GraHam Brother en 1953, hasta más o menos 1959-1960.

Hasta el año 1950 más o menos, la abuela Encarnación Tartera, llevó el negocio, que después pasó a su hijo Marcel en el taller y sus hermanos, como propietarios del local. Un tiempo después entre los tres hermanos, no hubo entendimiento. En 1953 Marcel Claramunt Tartera y sus hermanos decidieron crear su propia fábrica de motos y coches con la marca DELFIN. La Renault les puso una demanda, porque decía que le habían copiado el nombre, el juicio le ganaron, ya que el nombre del coche Renault se llamaba Dauphine, y la moto Delfin. La moto era una réplica del Olimpico, que mi padre trajo de Francia, la desmontó pieza a pieza y le puso motor villers de 125cc, 150cc, 175cc y 200cc.

Quisieron construir la tricamioneta y la moto, a precios asequibles y útiles para cubrir la demanda de unas necesidades imparables en esa época. Tuvieron muy buena aceptación y cuando les faltaba plancha para hacer el armazón hacían como antes: con trozos de bidones de aceite, ya que en aquella época faltaba de todo. En esa época salía una moto y un triciclo todos los días. Había entre 25 y 35 personas trabajando en el taller dependiendo del trabajo.

Se fabricaron unas 600 motos Delfin y Olimpic, y 1000 triciclos Delfin. Los construyeron hasta el año 1962, ya que empezó a salir el mítico 600, que arrasó en esa época. Se cierra una época buena y se abre otra.

Entre los años 1950-1960, la gente que quería sacarse el carnet de coche, se venía a examinar en el taller, donde había que hacer maniobras adelante y atrás, aparcar y ya estaba, mi padre, alguna vez, había hecho examen por alguien, ya que les veía un poco poco diestros para conducir, les ayudaba, distraía al examinador y quien examinaba hacía el examen.

Un día vino un amigo de mi padre, que venía de Colombia, que era psicultor de gambas, allí se alquilaban coches sin conductor y le preguntó si le alquilaría un coche, mi padre le dijo que eso no tenía , pero que le daría una solución. Todo decidido se fue al Ayuntamiento de Igualada y solicitó la licencia para poder abrir otra actividad, el alquiler de vehículos sin conductor y probablemente fue una de las primeras empresas de alquiler sin conductor de toda España.

Luego amplió el negocio en taxis, agente de seguros y un autobús que favoreció el turismo de la clase trabajadora, con el que él mismo recorrer miles y miles de km.

El 24 de junio del año 1968 Marcel Claramunt se casó con Rosa Maria Jorba Bisbal. a partir de ese mismo año, continuó el negocio en solitario (sin los hermanos) de reparaciones de coches, motos y camiones, venta de coches, alquiler de turismos, agente de seguros y el mítico autobús.

Fue pasando el tiempo y el taller pasó sólo a reparar coches, mecánica, plancha, pintura y electricidad, pero las motos las dejó, seguía alquilando sus vehículos, pero se vendió la licencia del autobús porque ya no lo hacía servir.

En 1984 nos otorgaron un diploma de Glasurit para pintar con la marca de pintura. En 1986, el Taller cumplió 25 años de Gremio de Talleres de Barcelona, donde nos dieron un diploma conmemorativo y un pin de plata. En 1992, el Gobierno de la Generalitat sacó una ley que decía que deberías tener 10 turismos y 10 furgonetas para poder seguir en la actividad de alquiler de coches y furgonetas y se aumentó la flota con esfuerzos y huella.

En 1988 hasta 1990 más o menos, Judith, hija de Marcel y Rosa, trabajaba en el taller como aprendiz. En 1992, Ada, otra hija empezó a trabajar en el taller haciendo prácticas en la oficina, llevando la contabilidad y haciendo facturas, y más adelante, a mirar niveles de aceites, luces, presión de ruedas, pero no fue hasta el año 1995 Ada empezó a trabajar como mecánica propiamente dicha.

En 2005, volvimos a vender triciclos, pero ahora se llaman coche sin carnet. Así pues, el taller empezó a tratar con triciclos y motos como antes. En 2005, empezó a trabajar Marcel Claramunt hijo, quien lleva actualmente el alquiler de coches, las facturas y la contabilidad, los seguros y las transformaciones de turismos…, etc.

En 2009 el Taller cumplió 50 años en el Gremio de Talleres de Barcelona, nos otorgaron un diploma conmemorativo y un pin de oro donados directamente por el Presidente del Gremio a nuestro padre Marcel Claramunt.

El Año 2018 empezamos a ser concesionario ofical Aixam hasta el día de hoy.

El Año 2020 Abrimos una rama nueva la de Reparaciones de Radiadores y Mantenimiento, Radiadores Igualada.

En febrero de 2021 hemos ampliado nuestras instalaciones para encavar las nuevas instalaciones de Aixam, recambios y departamento comercial.

Nuestros padres nos enseñaron muchas cosas, pero lo mejor fue la importancia de superarnos a nosotros mismos ante las adversidades de la vida, a ser positivos y cogernos las cosas lo mejor posible. También nos han enseñado a los hijos lo importante de preguntar y sobre todo que cuatro ojos ven más que dos.

Pues la familia CLARAMUNT-JORBA continúa el taller de reparaciones, coches, triciclos, motos, quads, camiones, motosierras, grupos electrógenos, transformaciones, seguros, pintura de coches y motos, tienda de accesorios para motos y coches, básicamente gestión integral de los vehículos autopropulsados y accesorios de toda clase (llantas, radios, tapizados, accesorios de moto y quads…)

Nuestros inicios

En 1922 el Abuelo Josep Claramunt Mata abrió el primer taller delante de la escuela Pía en Igualada, después de regresar de Francia donde estuvo desde 1914 al 1918 durante el período de la I Guerra Mundial, donde allí va conocer a su mujer, la Encarnación Tartera Rigou. Fue un hombre con carácter muy fuerte, valiente y terco. En 1933, construyó el taller en la Avenida Navarra, núm. 9, donde estuvo muy poco tiempo, hasta que terminaron de construir el taller en la actual Avda. Àngel Guimerà 9. Era uno de los únicos talleres en la comarca de Anoia, donde si uno quería ser mecánico, tenía que pasar por allí.

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

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